Algunos miedos

Resulta extraño ver, como un par de palabras te pueden llegar tanto, dependiendo de los momentos en que uno se encuentra.

“... Su encuentro estuvo lleno de error...Cada uno de ellos había creado un infierno para el otro, pese a que se querían. El hecho de que se quisieran, demostraba que el error no residía en ellos, en su comportamiento o en la inestabilidad de sus sentimientos, sino que no congeniaban, porque el era fuerte y ella débil...”
“Pero es precisamente el débil, quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil” (Milan Kundera, la insoportable levedad del ser).

Un poco menos de 400 palabras bastan, para expresar un sentimiento bastante común. A veces nos toca ser el débil y otras el fuerte, pero como en todo... nada es tan definitivo, los roles se mezclan y nos sentimos algo perdido.
Miedo, palabra bastante típica y recurrente, pero poco asumida. Tener miedo, significa ser débil y vulnerable, lo más cercano a sentir. Entonces porque tenemos esa insoportable manía de alejarnos de eso... Es molesto, pero más molesta darse cuenta que uno diariamente hace hasta lo imposible por no sentir, por no tener miedo por no ser vulnerable ante nadie; y es obvio porque, no es para nada grato esa sensación, cuando lo “importante” es ser fuerte y no vulnberable.
Lo divertido es que le ponemos tantos nombre a este miedo, unos le dicen que son incapaces de estar con alguien y amar, aun cuando lo único que hacen en su actuar es todo lo contrario. Otros hablan en términos económicos de sentir; que tan útil o inútil resulta compartir un pequeño mundo con otro ser humano. Otros esperan la perfección personificada aceptan que están en búsqueda, pero de algo que muy posiblemente no exista, o los que saben que tienen miedo, les cuesta aceptarlo, pero tampoco hacen mucho por revertir la situación, se buscan imposibles como una forma de auto - boicotearse. Cuando en verdad, todo eso no es nada mas que miedo sin apellidos.