Al parecer todo este era necesario, todo esto quizás si tenía una respuesta, al menos desde alguna parte. No se si diría que fui la parte que gane o que perdí, pero el tema es que resultaba casi un resultado evidente de lo que se venía venir, cuando llegase este punto. Pero el asunto, no menor, claro está es que faltaba el concepto con que nombrarlo. Si fuera sólo el nombre lo que faltaba todo sería más fácil, pero mal que mal, se mata a la cosa con la palabra, nada más cercano a lo que quiero. Por qué sin el nombre de aquello que necesitamos nombrar, hay algo mucho más profundo que falta.
Hoy día digo que es transitivismo, el día de mañana puede que sea cualquier otra cosa y que esto que escribo ahora no tenga el menor sentido. Pero ahora tiene todo el sentido del mundo, casi como una certeza apodíctica.
Cuando digo transitivismo me refiero a ese decir del dolor, de la culpa, en este caso que tiene que estar medidado por un otro, para que se haga presente. No me puede doler, ni puedo tener culpa, si es que no hay un otro, a quien herir o a quien hacerle daño (pero que lo indique como daño, algo así como "mensaje recibido, me duele todo lo que has hecho y dicho"); que tampoco es cualquier otro sino que uno bien significativo, que te haga notar que eso que pasa si es doloroso o que si es un grave error que te convierte en el culpable o al menos en el portador de un gran error, que en la medida de lo posible sería muy bonito arreglar o al menos hacer algún tipo de gesto para repara.
Esto generalmente les ocurre a los niños, cuando uno los ve caer pero no lloran hasta que ven la cara de la mamá, de pavor o al menos de ceño fruncido, como si a ellas les doliera más que al niño, que les hace caer en la cuenta de que basicamente barrieron el piso con su rodilla y que sangra y que eso tiende a generar dolor. Pero no es hasta cuando ven esa cara, que el llanto no se hace presente y con que fuerza que se hace presente. No es hasta cuando ven el dolor del otro, que a ellos como niños que cachan de mucho sin saberlo, es que le duele hasta el alma y lloran como si les hicieran un tratamiento de conducto sin anestesia.
En la relación de madre hijo, este dolor que se hace presente primero en la madre, antes que en el niño, también puede ser por el amor que ella siente por él, como una conexión que yo creo que a veces pasa en las relaciones humanas y más de lo que vemos también. Querer tanto a alguien que uno es capaz de saber si es que algo anda mal con esa persona aunque haya mucha distancia física entre ellos, sin duda es algo potente pero también algo que pasa.
El asunto es que eso uno lo supera más o menos a la misma edad que te sacan los pañales o un poquito más...
Lo complicado es que cuando uno ya está en la tercera década de su vida, es un poco tarde para estar jugando en esta lógica, por que la otra persona de las mismas tres décadas...tendría más sentido que esté cuidando a un bebé que le pasa eso, pero no a alguien adulto que no tiene resulto casi nada de sus temas. Por mucha historias y experiencias intensas que hayan vivido.
Entonces que me samarreara de la manera en que lo hizo, tiene todo el sentido del mundo, era la solución ideal, claro está solo en su mundo... Si es que me hacía todo el daño que tenía en su propia alma, esperaba que yo reaccionara y actuara ese dolor de alguna manera, muy evidente, cosa que con ese gesto, con ese dolor sólo así se podría dar cuenta de que en realidad todo lo que estaba haciendo si generaba dolor. El asunto es que cuando algo cambia de manera tan profunda, no es que las cosas no duelan, simplemente no quiere darle ese privilegio de que entienda por medio de mi y sólo por mi entienda lo que tiene que ser un crecimiento personal, por que hacer esto además de hacerle la pega, sería seguir en la relación anterior.
Probablemente a mi también me molesta que no vea todo esto, que esté extrañado de mi reacción, por que la ceguera fue parece que por ambos lados, yo de no tener idea donde estaba parada y por el otro lado, estar tan ensimismado que ni nota lo evidente de esto.