Por que nunca hay nada claro, porque a veces sólo hay que flotar, observar para luego tomar posición, sabiendo desde donde uno quiere y puede estar.

Porque tomar una elección es rechazar a todas las demás opciones posibles.

“... Su encuentro estuvo lleno de error...Cada uno de ellos había creado un infierno para el otro, pese a que se querían. El hecho de que se quisieran, demostraba que el error no residía en ellos, en su comportamiento o en la inestabilidad de sus sentimientos, sino que no congeniaban, porque el era fuerte y ella débil...”“Pero es precisamente el débil, quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil” (Milan Kundera, la insoportable levedad del ser).

29.1.11

Se puede parecer a vitrinear.

Hoy por primera vez en mucho tiempo, tengo de esos días maravillosos, en que todo es perfecto, el pijama es más bien el resumen del día y el tatuaje del cuerpo. Cuevana entregándome todo lo que puedo elegir y buscar de la tele. El único problema, por qué hasta en los días perfectos los hay, es que mi espalda se ha olvidado de lo que es estar tantas horas en posición horizontal y duele como nunca.

Bueno pero eso era lo único, por qué lo demás todo brilla, incluso las neuronas andan como más avispadas y despejadas por la vida. Como suele ser la costumbre de estos días un par de películas rosadas y mamonas no pudieron faltar, junto con las lágrimas correspondientes...Fue en ese momento en que me fui dando cuenta de algo...

Probablemente este descubrimiento no sea nuevo o quizás hasta ya lo haya escuchado en algún capítulo de Sex and the City, pero hoy por primera vez a mi, me hace sentido.

En un pensamiento post moderno de la situaciones actuales en las que nos vemos rodeados, conjugo con la mirada que dí al piso del lugar que habito con un closet caído en él, como si sólo en ese lugar hubiese pasado alguna catástrofe natural, que en las noticias se olvidaron de comentar, por que resultó ser más importante la nueva payasada de piñera o las ofertas de Mall...

Mall, lugar lleno de ambivalencias. No puedo ser tan hipócrita y decir que lo detesto, por qué ahí yacen parte importante de mis sueños de mujer superficial y post moderna de la sociedad de consumo de la cual formo parte activa...podría llegar a tener hasta mi chapita. Pero al mismo tiempo, es el lugar de más vació y de los más grandes dolores de cabeza que he tenido en mi vida, principalmente por la cantidad de gente que va...claramente el gentilicio de gente, en esas circunstancias tan poco favorables....corto y simple,...me apestan.

Pero retomando un poco la variedad de pensamientos que estoy plasmando, vuelvo a la ropa y lo que sucede en el mall, cuando uno anda en busca de aquella prenda soñada, que puede llegar a cambiar el curso de la vida como uno la conocía, no por la prenda misma, sino por las experiencias y vivencias que ellas nos evocan. Como por ejemplo no volver a ponerla nunca más, cambiarla incluso o el otro extremo parecerse a esos niños chicos que para navidad les regalan la camiseta de la selección y no se las sacan hasta marzo. Pero para llegar a estas prendas especiales y con historia como les digo yo, hay que haber hecho un recorrido no menor...Vitrinear...Que ni siquiera se si es un verbo, pero aquí lo usamos así.


La acción de vitrinear se ejerce con mucha paciencia, esperando encontrar todo tipo de cosas, texturas, precios, atenciones, aromas, peleas, ofertas, deciluciones y gratas sorpresas por nombrar sólo lo primero que se me ocurre. Pero aquí entra lo curioso:

No son para nada pocas las veces en que uno se termina llevando y comprando la primera cosa que llamo su atención, como si las 5 horas posteriores a eso, fueran nada más ni nada menos que una relación histérica y de autoconfirmación, para no caer en el cliche "me llevé lo primero que encontré". Que dependiendo del contexto y la perversidad de la mente que lo escuche, puede significar desde, un consumismo llevado al extremo o una facilidad referida no sólo a las compras sino que también a tu vida afectiva-sexual. Pero cuando pasa esto no es fácil, uno pasa por diferentes momentos de encanto...de decir con tranquilidad que te encanto, como te queda como se ve tooodo...a luego negarlo, por HAY que seguir buscando, pueden haber cosas mejores....es el temor a conformarse con lo primero que uno ve. Otras veces uno tiene como unas semi finales y la gran final, que implica marcar con ojo de águila aquellas prendas que más marcaron y luego de too el recorrido volver a tomarlas y probarlas, lo mismo con la final que nunca son más de tres....Y a veces la gran final se resuelve en asumir ese amor a primera vista y comprar lo primero que uno vio.

Pero pocas veces me había detenido a pensar que eso también es necesario, que es parte si, de esta sociedad, de poder elegir y no sentir que es lo que quedo o lo que hubo dentro de la vida. Claramente he dejado de hablar de la ropa, estoy pensando en las relaciones de parejas.
De esas que marcan de esas que dejan huellas que son difíciles de superar que a veces se conjugan con otras ofertas que uno queda como en esa semi o final de algún campeonato de poca monta, por qué además en retrospectiva luego todo se ve tan claro....que llega a dar rabia, pero claro soportar no entender nada, nunca es muy fácil.

Como en casi todas las cosas, sólo el tiempo podrá contestar la pregunta si fue mejor o peor la elección o la manera de consumir que uno adquiera con el tiempo y los recurso. Y por eso creo que elegir e incluso enamorarse en algún sentido espantosamente feo de decir así, se puede llegar a parecer a comprar ropa.

ES FINALMENTE UNA ELECCIÓN QUE TOMA TIEMPO Y QUE EN SU MOMENTO ES SUMANMENTE IMPORTANTE, ALGO QUE NO SE COMO DECIR NOS JUGAMOS EN ESTAS ELECCIONES.

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