En la mañana luego de dejar todo lo más ordenado posible, madrugar para ir a buscarlas...Show, nada más que decir. Es la mejor forma de nombrar y resumir lo que fueron.
Entre toda la tensión me dejé el tiempo para pensar en eso que hacía que mis días fueran un especie de lucha interna y a la vez externa, pero no se muy bien con qué ni con quién. Después el Show se subió al auto, como no tenía nada agradable que decir, mejor me quedé en silencio, además que para este Show, yo era muy poca cosa, me faltaban títulos o quizás la universidad tradicional y la carrera "objetiva", en todo caso mejor...pude hacer un viaje que de a poco iba a tomando un color un poco melancólico del cambio concreto que veía en mi vida, aunque no por eso contradictorio de algo que sabía que era muy probable que pasara y por otro lado de la sorpresa de enterarme cada vez de nuevos detalles escabrosos, pero por sobre todo injusto que no ameritaban hacerlos.
En la noche, luego de poder instalarnos, llegó el primer vaso a mis manos. No creo que haya sido el contenido del vaso lo que me hizo explotar, sino que jugar a que era el contenido, que me liberaba o que me hacía llegar a un lugar para quedarme un buen tiempo ahí.
Pero estaba ella ahí, ahí como una presencia casi mágica, que se dio cuenta entre el ruido de mi silencio, de mi mirada cabizbaja, de mis ojos que contenían con toda la discreción las lágrimas que querían salir, más bien estallar.
Le empiezo a comentar cosas que ya sabía que ya había escuchado, pero que ese día me sonaban con más fuerza que nunca. Tanto que tuve que parar no podía seguir, no así al menos. Sabía que estaba todo para liberarme para acercarme a ese grupo de personas del cual tenía miedo, pero así no podía, estaba demasiado impactada para poder maravillarme y tomar el peso de lo lindo o lo liviano que podía estar pasando al rededor mío, lo único que me tranquilizaba es que si de algo estaba claro, es que no fui con caña de pescar, para estar con la primera oferta...no es lo que quería, no quería tampoco una piraña exótica del amazonas, quería algo real...complejo en su simplicidad y por sobre todo en la complicidad que sólo la intimidad real puede dar.
Intimidad que tengo clara que en algún lugar del globo terráqueo debe estar, pero por esa noche estrellada estaba al lado mío, reflejada como un regalo en ella, en esa amiga que me sorprende que me ama tanto... que se dio cuenta de lo profundo que me calaba todo. No se cómo me llevo con una discreción que hasta el día de hoy desconozco a la orilla del mar.
Mar que con su sonido constante y a veces perturbador, hacia que uno de verdad no se olvidará, incluso antes del terremoto, de la fuerza y la intensidad de la naturaleza, ergo nuestra nimiedad...que pienso que sólo se puede equiparar con la capacidad y la intensidad que los seres humanos tenemos para amar y también lamentablemente para destruir.
Es dificil describir la intensidad del momento sólo con palabras...porque cada palabra no le hace ni cercanamente el honor a lo grandioso del momento. Pero en fin lo intentaré.
Ya instaladas en la oscuridad de la noche, pero que estaba perfecamente iluminada por las estrellas, más que a nosotras a esa masa gigante de agua que no paraba de quebrar las olas cerca pero nunca amenazantemente cerca de lo que pasaba en ese momento.
No se cómo, pero llegamos, en un momento sentí que esto se acababa, que no quería más guerra, me rendía. Pero ahí estaba ella como un pilar y me sostuvo no solo hasta llegar a la playa sino que de una manera que en verdad no tengo palabras para describir y de ahí,... seguir mostrando esa grieta que era tan evidente y dolorosa que no me dejaba.
Por que como dijo una vez un profesor, para llorar siempre es mejor hacerlo con la boca abierta y bien fuerte, botando todo aquello que hace que uno ande con más cautela y también en este caso...que en alguna medida tenga el corazón menos transparente que antes. Y así mismo era, un llanto desgarrador demasiado concentrado en mi mundo. Hasta cuando en un momento miro a mi lado y ella me estaba ayudando con ese desgarro. En ese momento es difícil describir lo que me paso...fue todo muy fuerte y mezclado, por un lado la capacidad casi instintiva de consolar su dolor, que se y quizás sentí de verdad la empatía de un profundo dolor no llorado...Siempre tan dama y tan comprensiva, siempre sin respuestas... quizás era el momento para que explotara. Por otro lado, una rabia gigante, porque incluso le tenía que hacer daño a ella con esto, que me hiciera daño a mi ....bueno lo encuentro penca e injusto...pero que ella también saliera dolida de lo que pasó, me pareció que era mucho.Y por último....una alegría infinita, porque creo que en ese momento me di cuenta de que era esta persona....una de las personas que más me amaba en el mundo, estaba sinsera y gratuitamente feliz cuando me veía sonreir, cuando me veía esconderme y ser feliz en todas mis formas y matices y a la vez sentía como propio cuando alguien me dejaba al nivel de vulnerabilidad en que sucedio está vez... porque es probable que conoce muchas de mis heridas, de mis grandes defectos pero también de mis virtudes.
Entre medio de todo esto, ella agarró unas piedras y abrió mi mano y me las puso, entre sollozos me dijo, ¡TÍRALAS! - con rabia que no es muy común- Pero yo no quería, no porque no sintiera lo mismo que ella, sino por eso mismo, no quería sentirlo más.
Seguimos hablando, le contaba y le explicaba, me sorprendía, lo justificaba en comprensión, hasta que pasó lo que tenía que pasar. Tomé las piedras y las tiré, no se por qué, con qué fin...pero lo hice, quería que el simbolismo se convirtiera en lo real que simplemente me dejara de doler y pudiera agradecerle a ella, la bondad de su alma, la entrega infinita y la belleza del momento.
Porque incluso en lo triste del momento, me dio esa seguridad tan envidiable que la rodea en casi todo lo que hace, dice y piensa...aunque sea un dato cosmo. De que todo iba a salir bien....de que esa carta que me escribió hace como 4 años atrás si era cierta, que lo merecía...tanto como ella también lo merece y lo tiene. Infinitas gracias por todo.
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