Despdida de Paris.

No habia llegado si quiera, pero ya pertenecía a ese lugar. Eran sus calles, sus aromas inclusos esos desagradables.

Eran también las personas que habitan en ese lugar que le hacían pertenecer.

Lentamente muy de a poco, todo iba cobrando más y mayor importancia. Los acontecimientos que allá pasarían pero también las experiencias nuevas que podría vivir allá.

Claro que daba susto, pero tambié da susto hacer las gestiones para emprender ese viaje.

Implica una decisión, y bien sabemos que tomar decisiones no es nada de fácil. Que siempre y sin excepción una opción implica la perdida de otra cosas, que sólo nos queda imaginarnos si hubiese sido mejor o pero que la tomada...Eso angusta, eso desespera, incluso puede llegar a paralizar.

Esta vez, la opción de pedir ese crédito y viajar, inplica harto más que los interéses monerarios. Hay algo así como una deuda no pactada, ergo no pagada entre las partes.

Una cree que ya ha hecho todo bien, de hecho más que bien. La otra cree haer sido constantemente agredida. Por lo tanto, nunca llegan a buen puerto y así con tdos los antónimos que pueden haber en la vida.

Pero hay que hablarlo, esa batalla no puede estar ya perdida.
Sin embargo esa pelea puede significar un viaje en demasiados sentidos, que no sabemos si es que estamos dispuestos a dar.
¿Qué pasará cuando vea a sus hermanos despues de dos años sin verlo? ¿Qué pasará cuando de ese paso tan importante en su vida?
¿Qué pasará cuando se encuentren despues de tantos meses y tantas conversaciones virtuales de por medio?
Da miedo, pero también da miedo que todo lo que aquí está ordenado se desarme con la facilidad que suele hacerlo.

Vuelve la indecisión. Todavía no viajo y ya no viajo.
Ya me ganan los peros las contradicciones y las dificultades.
Pero siempre en la vida van a pasar las mismas cosas o peores.
Atrévete! Ven conoce, aplica todos esos dichos....No hay peor tramite que el que no se hace. Como saber qué será mejo o peor.

Bueno si es que dicen que no, si es que las negociaciones no llegan a buen puerto. Es ahí y sólo ahí cuando la despedida comienza.