Estando en un estado de suma pereza, sin saber a que otro canal recorrer abrí mi mail, ese que ya no suelo usar por diferentes razones, algo así como el cajon más perdido de la pieza y lleno de polvo, pero virual.
Entre un montón de cosas algunas más agradables que otras encontré los mails de esa persona tan antigua en mi vida, si que también está llena de polvo, más bien pérdida en el desorden de mi vida, pero que de a poco uno se deja de preguntar por qué y dejar las cosas hasta ahí, sin miedo ni temores. Supongo que hay una razón demasiado poderosa como para empezar a fijarse en "tonteras" como no saber nada del otro en un año. Extraña la sensación de revisar los mails y recordar, cómo es que con un par de líneas ese personaje me dejaba quieta frente a la pantalla. A veces tratando por horas, días y meses el contenido que se ocultaba detrás de una aparente frialdad cercana. Sin embargo los años de distancia me permiten creer que no había nada de frialdad en sus gestos, sólo una profunda incapacidad para hablar, o mejor dicho para hablar como yo lo esperaba en ese tiempo. Pero fue presisamente en ese silencio, con quien guardo uno de los recuerdos más bonitos de mi adolescencia y mi principio de la pseudo adultez, que todavía no se si ya logré del todo.
Inevitablemente ese mail, me llevó a ese día en la noche de una supuesta junta, en la que sólo quería que estuviera él y nadie más, entre juegos entre abrazos, cariños y miradas. Me dijeron por primera vez te quiero, pero era un te quiero que por primera vez si quería escuchar...pero tantas ganas que tenía de escuchar que no supe que decir ni cómo reaccionar. Por que finalmente y yo se que él le encantaría escuchar esto...se sentiría más aliviado de cierto periodo en que por la falta de claridad de ambos, ambos lo pasamos muy mal. No era él, quien le costaba pronunciar las palabras adecuadas o que fuera frío, sino que prefería elegir una felicidad con el que fuera en el boicot y en la presión.
Algo así como la busqueda constante de un dramatismo que no tenía sentido, por que todo podía ser a su debido tiempo.
Pero también me permite darme cuenta que en un tiempo también creía ciertas cosas y por suerte las dejé de esperar, como un claro despertar de un camino que ya no apuntaba para allá.
Sería mentira decir que a veces no echo de menos esa amistad tan profunda que por medio de la confusión y de los malos entendidos se logro formar. Supongo que fuimos para el otro una persona que dejamos huella, pero había que partir por distintos lados para avanzar.
Espero e imagino su felicidad, por que incluso en todas sus equivocaciones que no son pocas, era una muy buena persona, con una calma y un relajo que a veces me gustaría tener para aprender a flotar simplemente flotar como a veces lo veía en el, por que finalmente aunque muchas veces estaba atormentado y actuaba con una torpeza que me llamaba la atención había hasta cuando lo deje de ver una paz tranquilizadora en él.
Por que nunca hay nada claro, porque a veces sólo hay que flotar, observar para luego tomar posición, sabiendo desde donde uno quiere y puede estar.
Porque tomar una elección es rechazar a todas las demás opciones posibles.
“... Su encuentro estuvo lleno de error...Cada uno de ellos había creado un infierno para el otro, pese a que se querían. El hecho de que se quisieran, demostraba que el error no residía en ellos, en su comportamiento o en la inestabilidad de sus sentimientos, sino que no congeniaban, porque el era fuerte y ella débil...”“Pero es precisamente el débil, quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil” (Milan Kundera, la insoportable levedad del ser).
Porque tomar una elección es rechazar a todas las demás opciones posibles.
“... Su encuentro estuvo lleno de error...Cada uno de ellos había creado un infierno para el otro, pese a que se querían. El hecho de que se quisieran, demostraba que el error no residía en ellos, en su comportamiento o en la inestabilidad de sus sentimientos, sino que no congeniaban, porque el era fuerte y ella débil...”“Pero es precisamente el débil, quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil” (Milan Kundera, la insoportable levedad del ser).
1 comment:
Los e-mails antiguos reemplazaron a las viejas cartas...
Amores nuevos se vuelven viejos.
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